CLAUDIO SOLAR
jueves, 17 de enero de 2019
viernes, 10 de noviembre de 2017
CONOZCO MI PAÍS
Conozco mi país
como si fuera un pájaro
atrapado en la lluvia.
Como si fuera un lobo.
El gran rey del bosque
colgado de las manos
del cazador furtivo.
Un país acosado por la lluvia
del miedo. El labrador más pobre
en un campo de trigo.
Una fogosa tierra. Ese pájaro azul
atado a su alegría
sin poderla cantar por el miedo
al mañana.
Conozco mi país.
Bello como una lágrima,
con el canto pegado
a su boca de niño.
lunes, 16 de octubre de 2017
A ÓSCAR GUIÑAZU
Dijo amor y se fue.
Dijo poesía y se marchó.
La taza de café quedó vacía.
La luz de la ventana se apagó.
En el café de la esquina
una pálida neblina
dibujaba ilusión. Un rosario
de bondad marchaba de la mano
por el cielo anudando amistad.
Y daba el reloj las dos: La hora
en que en la marea
naufraga el corazón.
-¡Mozo, otro café!
Dijo amor y se fue
Dijo poesía y se marchó.
La taza de café quedó vacía.
La noche como un soplo
se apagó.
domingo, 15 de octubre de 2017
¿DE DÓNDE VENIMOS, QUÉ SOMOS?
Ante el cuadro de Gauguin
Azules interrogantes duermen en tu
pintura
repartida en amarillos aromas de tiempo.
El hombre es el reloj de las cosas que
viven
y mueren para nacer cada instante de
nuevo.
Soñar, dormir, amar y arder entre besos
el blanco fruto embriagador de la
muerte.
¿Volvemos a vivir todo lo que soñamos?
Toca su flauta mágica la juventud
salvaje,
apagando sus sones al final del verano
igual que la cigarra de la fábula vieja.
Y hay un río que cruza su luz entre
nosotros
nos lleva, nos separa, nos envuelve, nos
ciega
hasta llegar al fin que es comienzo de
todo.
La vida es nada más que un fruto que se
seca
para renacer cuando cae a la tierra.
Querido Paul, te envío estos versos
pintados
al pie de tu cuadro que vive con mi
sangre.
Recíbelos con amistad, junto a mi oreja
cortada para olvidar el ruido de la
muerte.
jueves, 12 de octubre de 2017
BREVE RESEÑA BIOGRÁFICA
CLAUDIO DEL SOLAR fue director de la
Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile en Valparaíso. Colabora en
diarios y revistas del país y del extranjero. Aunque nació en Concepción, se
incorporó a temprana edad al ambiente porteño. Ha recibido varios Premios.
Solar,
Claudio del
·
Nació
en Concepción, Chile, el 25 de junio
de 1926. Murió el 17 de junio de 2010.
·
Poeta,
dramaturgo, novelista, ensayista.
·
Fundó
la Escuela de Periodismo de Valparaíso en 1963.
·
Catedrático
de Literatura Chilena y Redacción Periodística en la Escuela de Periodismo.
·
Director
de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile
·
Crítico
literario en los diarios “El Mercurio” de Valparaíso, (1956-1958) y “La
Estrella” (1959-2006).
·
Premios:
1.
Premio Municipal de Poesía, Santiago, 1951, compartido con Miguel Arteche.
2.
Premio Regional de Periodismo, “Daniel de la Vega”, 1983.
3.
Premio Regional de Literatura “Joaquín
Edwards Bello”, 1984.
·
Obras:
1.
La Ciudad Detenida en el Tiempo, Poesía, 1946. Traducida al inglés por Warren
Carrier y publicada por “New Directions”, N. York, 1951. La crítica dijo: “Es
el canto épico- lírico vigoroso de un poeta joven a una ciudad que nace
levantada por brazos de obreros y soñadores y luego es destruida por la
naturaleza; pero hace nacer una solidaridad social que vuelve a construir la
vida” (R. Latcham, La Nación , 1946)
2.
La
balandra encantada,
teatro, 1946.
3.
Farsa
del Zapatero de enfrente,
teatro, 1947.
4.
Rapsodia
para la Vida del Hombre, poesía,
1951 (Premio Municipal, Santiago, 1951).
5.
Canciones
para todos los hombres, poesía, 1952.
6.
La
literatura de España y de Hispanoamérica, texto de estudio, 1959.
7.
El
Libro de Ximena, Poesía,
1958.
8.
Los
Hombres Pasan como las Nubes, novela, 1954.
9.
Diccionario
de la Literatura Chilena, Revista. En Viaje, 48 fascículos, 1962.
10.
Valparaíso
en la literatura, historia por la poesía, 1964.
11.
Se
ha perdido una novia,
teatro, 1967.
12.
Los
Cardenales no mueren Jamás, novela, 1984. Premio “Librería Parera” al libro chileno más vendido en
el mes de noviembre, 1984. Se comentó: “Es un delicioso libro de risas y
lágrimas” (Carlos León).
13.
El
Viaje de la Luna Pintada,
relatos para niños, 1994.
14.
El
Existencialismo en la Generación del ’50, ensayo, “Revista del Pacífico”, 1965.
15.
Alcances
Literarios en Valparaíso,
referencias de autores porteños, Revista Atenea, 1984.
16.
Balada
para la Gran Ciudad, Poesía,
editada por Correo de la Poesía, Valparaíso, 1987.
17.
Antología
del Chiste Chileno,
compilación, 1987.
18.
Cuentos
humorísticos,
antología, 1988.
19.
Así
somos los chilenos,
anecdotario, 1989.
20.
Humorismo
en la televisión,
compilación, 1988.
21.
El
lenguaje del vino,
1988.
22.
Humor
a la chilena,
compilación, 1989.
23.
Iniciados
y profetas, ensayos,
1989.
24.
Antiguo
Azul, 1999, poemas. Se
comentó: “La Poesía de Claudio Solar es cálida. Muchas veces se trata de
reflexiones sobre un mundo que pasa allá afuera, tal vez con demasiado dolor
para asumirlo. Y corresponde a su personalidad (…) Solar…, Tiene un espacio en
nuestra Generación del 50, a pesar de su
obstinado silencio. Está consciente de aquello y su esperanza “de poner/una pequeña
florecilla/ en tu libro de versos en tu álbum/... El poema que nunca aún ha sido
escrito/. La canción que jamás nadie haya cantado” (Juan Cameron, “La
Estrella”, 26 VIII 1999).
25.
Historia
de la Literatura de Valparaíso, 2001.
Bibliografía:
·
Solar,
Claudio del (1962) “Diccionario de La Literatura Chilena”
·
Szmulewicz,
Efraín (1997) “Diccionario de la Literatura Chilena” (revisión)
martes, 3 de octubre de 2017
“DICCIONARIO CRÍTICO DE LA LITERATURA CHILENA"
Posdata al
“Diccionario Crítico de la Literatura Chilena”
Ediciones de la Gran Fraternidad de Escritores y
Artistas De la Costa.
2004
por Claudio Solar
Esta segunda edición obedece a la necesidad de entregar a los lectores de nuestra literatura una información que comprenda tanto los elementales datos biográficos, como también una relación de sus obras (bibliografía) y una valoración literaria hecha por la crítica en textos, diarios o revistas. Como profesor a cargo de Literatura Chilena en la Escuela de Periodismo de Valparaíso, sentí la necesidad de una obra de esta categoría como apoyo a los estudiosos de nuestras letras, y así nació la primera edición realizada en Revista “En Viaje”, en 1962, en 45 fascículos mensuales, por gentileza de su directora lamentablemente, la obra no se concretó en un volumen por lo que el diccionario quedó disperso y olvidado.
Diversos encuentros con escritores o profesores que recordaron haber coleccionado mi obra y me hicieron ver que les había sido útil en su tiempo, me movieron a revisarla y a intentar una nueva edición.
En la “historia” de nuestros diccionarios, uno de los más acertados fue el auspiciado por la Unión Panamericana, Washington D.C. en 1958. En el tomo dedicado a Chile, colaboraron Raúl Silva Castro, que era Jefe de la Selección Chilena de la Biblioteca Nacional; y el escritor Luis Merino Reyes. Contaba con una breve biografía del autor, datos bibliográficos y, referencias y- lo importante- con una justa valoración crítica de las principales obras. La selección fue bastante rigurosa, solo autores relevantes y avalados por su obra y trascendencia. Pese a que Nicanor Parra contaba con 44 años y los comienzos de su prestigio, no figura por el desconcertante futuro que veían en nuestro anti-poeta.
Otra acertada obra que vale la pena destacar, es el Diccionario Personal de loa Literatura Chilena, Valparaíso, 2003, a cargo del académico de la Universidad de Valparaíso el catedrático Eddie Morales Piña. Sigue en su estructura, los pasos de la edición Panamericana, pero abarca también algunos autores trascendentes de un segundo orden. Mi obra, más “personal” que la anterior”- es además, una autoedición con páginas limitadas por el financiamientos-comprende nuestros autores más representativos, un equipo de segundo orden y algunos representantes de un tercero- especialmente de la joven generación-. Sabemos que hay mil más nacidos de los años 60’ en adelante (Ver Diccionario de Efraín Szmulewicz, 3ra. Edición, 1997), cuya trascendencia aún no conocemos y esperamos sean incluidos y comentados en una obra más completa que la mía.
Mi labor ha sido tarea grata, nostálgica y a veces triste. Grata porque desfilaron, una vez más por mi escritorio, las obras y autores que conocí siendo alumno del I.( 1943-1948) ). Nuestros Profesores Mariano Latorre y Ricardo Latcham nos invitaban a conocer, personalmente, a los escritores nacionales, en un café o cervecería. En la tertulia de Librería Nascimento conocimos a Augusto D’Halmar, el “gordo” Luis Durand, Fernando Santiván. A Joaquín Edward Bello en el restaurante “La Bahía”, a Neruda, Tomas Lagos, Juvencio Valle, Andrés Sabella, en el bar “Black and White”. Al Café “El Negro Bueno” llegaban Nicomedes Guzmán, Julio Durán Cerda, Luis Sánchez Latorre, Francisco Coloane, Enrique Lafourcade (arribaba manejando una impresionante moto) o Mario Ferrero. En IL Bosco solíamos cenar con las poetisas chilenas de la “Generación del 50’”. Jorge Teillier fue mi alumno en Victoria; fui amigo de su padre.
Debí dejar la simpática vida bohemia para ganarme la vida en un pueblo del sur. Ejercí la crítica literaria en el diario “El Sur” de Temuco (1950-1954). Llegado a Valparaíso, seguí con la crítica en el diario “El Mercurio” (1956-1960) y luego, en “La Estrella” durante casi 30 años. Durante un tiempo publiqué los resúmenes de las más destacadas obras de nuestra literatura (“Las Cien Mejores Obras Chilenas“). La publicación se interrumpió ante las que3jas de los profesores porque algunos alumnos no leían las obras y copiaban mis resúmenes.
Durante cuarenta años las editoriales me enviaron sus libros regalándome una privilegiada biblioteca que hoy no tendría donde poner. Felizmente, mis amigos no me devolvieron muchas obras. Y es lástima, de preferencia se llevaron novelas que siguen siendo claves en la creación nacional. La falta de reediciones es otro pecado importante que, afortunadamente, algunas editoras comienzan a suplir.
Esto significa que, durante 40 años, la principal literatura de Chile pasó por mis manos. Fui Leyendo libros de amigos y de otros por conocer. Por eso, reescribir este libro ha sido emocionante ya que he vuelto a saludar, desde lejos – y a veces hacia el más allá- , a quienes conocí, viví con ellos o bebí largos vasos de mi vida. Triste, porque al revisar las fichas, vi que muchos autores se fueron quedando por el camino, dejaron de publicar, pese al número de sus obras no lograron trascender. También ha sido notable la ausencia de críticos como R. A. Latcham, Alone, Eleazar Huerta y otros. Faltan críticos estables-como en las boticas de turno- para coleccionar las valoraciones literarias. Valiosa me ha sido la mi colección de la Revista “ Ateneas” cuyos ejemplares antiguos y hasta la primera edición de Azul- me regalara mi amigo el poeta Zoilo Escobar. Por esa revista pasó lo principal de las letras del pasado, de los años 25 adelante. Ignacio Valente es uno de los pocos críticos que pueden ponerse en una foto junto a Alone. Hoy, valioso es el aporte del equipo de comentaristas de la “Revista de Letras de “El Mercurio”. Por eso, agradezco la herencia que significan los libros críticos desde Omar Emeth a Raúl Silva Castro, Francisco Santana, Vicente Mengod, Hernán Loyola , Cedomil Goic, Hugo Montes, Julio Orlandi, Mario Cánepa, Luis Merino Reyes, Enrique Lihn, Pedro Lastra, Alfonso Calderón y otros que formaron parte de mi biblioteca.
De este diccionario, por culpa de mi selección muy personal, se dirá que “no están todos los que son“. Mi esperanza es que, a los muchos autores de la generación del 1970 adelante -no incluidos- , la crítica los tome en cuenta valorizando sus obras y esos comentarios a nuestro alcance. A mis años, soy un hombre en despedida. No puedo decir que espero portarme mejor en una próxima edición.
Prefiero desearle suerte a un nuevo autor, ojalá con formación universitaria, para una correcta valoración de obras y autores de acuerdo a los nuevos métodos estilísticos y generacionales.
Nota: Por errata de la revista, firmaron la primera edición de mi Diccionario como “Del Solar”. Para no desconcertar al paciente lector he terminado adoptando el “Del Solar” como seudónimo.
Esta segunda edición obedece a la necesidad de entregar a los lectores de nuestra literatura una información que comprenda tanto los elementales datos biográficos, como también una relación de sus obras (bibliografía) y una valoración literaria hecha por la crítica en textos, diarios o revistas. Como profesor a cargo de Literatura Chilena en la Escuela de Periodismo de Valparaíso, sentí la necesidad de una obra de esta categoría como apoyo a los estudiosos de nuestras letras, y así nació la primera edición realizada en Revista “En Viaje”, en 1962, en 45 fascículos mensuales, por gentileza de su directora lamentablemente, la obra no se concretó en un volumen por lo que el diccionario quedó disperso y olvidado.
Diversos encuentros con escritores o profesores que recordaron haber coleccionado mi obra y me hicieron ver que les había sido útil en su tiempo, me movieron a revisarla y a intentar una nueva edición.
En la “historia” de nuestros diccionarios, uno de los más acertados fue el auspiciado por la Unión Panamericana, Washington D.C. en 1958. En el tomo dedicado a Chile, colaboraron Raúl Silva Castro, que era Jefe de la Selección Chilena de la Biblioteca Nacional; y el escritor Luis Merino Reyes. Contaba con una breve biografía del autor, datos bibliográficos y, referencias y- lo importante- con una justa valoración crítica de las principales obras. La selección fue bastante rigurosa, solo autores relevantes y avalados por su obra y trascendencia. Pese a que Nicanor Parra contaba con 44 años y los comienzos de su prestigio, no figura por el desconcertante futuro que veían en nuestro anti-poeta.
Otra acertada obra que vale la pena destacar, es el Diccionario Personal de loa Literatura Chilena, Valparaíso, 2003, a cargo del académico de la Universidad de Valparaíso el catedrático Eddie Morales Piña. Sigue en su estructura, los pasos de la edición Panamericana, pero abarca también algunos autores trascendentes de un segundo orden. Mi obra, más “personal” que la anterior”- es además, una autoedición con páginas limitadas por el financiamientos-comprende nuestros autores más representativos, un equipo de segundo orden y algunos representantes de un tercero- especialmente de la joven generación-. Sabemos que hay mil más nacidos de los años 60’ en adelante (Ver Diccionario de Efraín Szmulewicz, 3ra. Edición, 1997), cuya trascendencia aún no conocemos y esperamos sean incluidos y comentados en una obra más completa que la mía.
Mi labor ha sido tarea grata, nostálgica y a veces triste. Grata porque desfilaron, una vez más por mi escritorio, las obras y autores que conocí siendo alumno del I.( 1943-1948) ). Nuestros Profesores Mariano Latorre y Ricardo Latcham nos invitaban a conocer, personalmente, a los escritores nacionales, en un café o cervecería. En la tertulia de Librería Nascimento conocimos a Augusto D’Halmar, el “gordo” Luis Durand, Fernando Santiván. A Joaquín Edward Bello en el restaurante “La Bahía”, a Neruda, Tomas Lagos, Juvencio Valle, Andrés Sabella, en el bar “Black and White”. Al Café “El Negro Bueno” llegaban Nicomedes Guzmán, Julio Durán Cerda, Luis Sánchez Latorre, Francisco Coloane, Enrique Lafourcade (arribaba manejando una impresionante moto) o Mario Ferrero. En IL Bosco solíamos cenar con las poetisas chilenas de la “Generación del 50’”. Jorge Teillier fue mi alumno en Victoria; fui amigo de su padre.
Debí dejar la simpática vida bohemia para ganarme la vida en un pueblo del sur. Ejercí la crítica literaria en el diario “El Sur” de Temuco (1950-1954). Llegado a Valparaíso, seguí con la crítica en el diario “El Mercurio” (1956-1960) y luego, en “La Estrella” durante casi 30 años. Durante un tiempo publiqué los resúmenes de las más destacadas obras de nuestra literatura (“Las Cien Mejores Obras Chilenas“). La publicación se interrumpió ante las que3jas de los profesores porque algunos alumnos no leían las obras y copiaban mis resúmenes.
Durante cuarenta años las editoriales me enviaron sus libros regalándome una privilegiada biblioteca que hoy no tendría donde poner. Felizmente, mis amigos no me devolvieron muchas obras. Y es lástima, de preferencia se llevaron novelas que siguen siendo claves en la creación nacional. La falta de reediciones es otro pecado importante que, afortunadamente, algunas editoras comienzan a suplir.
Esto significa que, durante 40 años, la principal literatura de Chile pasó por mis manos. Fui Leyendo libros de amigos y de otros por conocer. Por eso, reescribir este libro ha sido emocionante ya que he vuelto a saludar, desde lejos – y a veces hacia el más allá- , a quienes conocí, viví con ellos o bebí largos vasos de mi vida. Triste, porque al revisar las fichas, vi que muchos autores se fueron quedando por el camino, dejaron de publicar, pese al número de sus obras no lograron trascender. También ha sido notable la ausencia de críticos como R. A. Latcham, Alone, Eleazar Huerta y otros. Faltan críticos estables-como en las boticas de turno- para coleccionar las valoraciones literarias. Valiosa me ha sido la mi colección de la Revista “ Ateneas” cuyos ejemplares antiguos y hasta la primera edición de Azul- me regalara mi amigo el poeta Zoilo Escobar. Por esa revista pasó lo principal de las letras del pasado, de los años 25 adelante. Ignacio Valente es uno de los pocos críticos que pueden ponerse en una foto junto a Alone. Hoy, valioso es el aporte del equipo de comentaristas de la “Revista de Letras de “El Mercurio”. Por eso, agradezco la herencia que significan los libros críticos desde Omar Emeth a Raúl Silva Castro, Francisco Santana, Vicente Mengod, Hernán Loyola , Cedomil Goic, Hugo Montes, Julio Orlandi, Mario Cánepa, Luis Merino Reyes, Enrique Lihn, Pedro Lastra, Alfonso Calderón y otros que formaron parte de mi biblioteca.
De este diccionario, por culpa de mi selección muy personal, se dirá que “no están todos los que son“. Mi esperanza es que, a los muchos autores de la generación del 1970 adelante -no incluidos- , la crítica los tome en cuenta valorizando sus obras y esos comentarios a nuestro alcance. A mis años, soy un hombre en despedida. No puedo decir que espero portarme mejor en una próxima edición.
Prefiero desearle suerte a un nuevo autor, ojalá con formación universitaria, para una correcta valoración de obras y autores de acuerdo a los nuevos métodos estilísticos y generacionales.
Nota: Por errata de la revista, firmaron la primera edición de mi Diccionario como “Del Solar”. Para no desconcertar al paciente lector he terminado adoptando el “Del Solar” como seudónimo.
sábado, 5 de agosto de 2017
ALGUNAS OBRAS DE CLAUDIO SOLAR
"La ciudad detenida en el tiempo"
Elegía en 10 cantos
Editorial Tegualda
1946
Traducida al inglés por
Warnen Carrier y publicada en
Nueva York por
Editorial New Directions en 1951
67 páginas
"Los hombres pasan como las nubes"
Novela
Editorial Proa
1955
Portada de Carlos Hermosilla.
143 páginas
"La Literatura de España y
de Hispanoamérica"
Orientación para el Bachillerato
en Castellano
Empresa Editora Educacional
Editorial Universitaria S.A.
1959
237 páginas
"El viaje de la Luna Pintada"
Novela
Ediciones Gran Fraternidad de
Escritores y Artistas de la Costa
Valparaíso
1994
133 páginas
"Antiguo azul"
Poemas
Ediciones Gran Fraternidad de
Escritores y Artistas de la Costa
Valparaíso
1999
Presentado por León Santoro Funes
40 páginas
"Historia de la Literatura de Valparaíso"
Ediciones Gran Fraternidad de
Escritores y Artistas de la Costa
Valparaíso
2001
125 páginas
"Aprendiz de brujo /
La Isla de los Pájaros"
Novela
Ediciones Gran Fraternidad de
Escritores y Artistas de la Costa
Valparaíso
2001
Portada del autor
116 páginas
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